Centro Nazaríes Especialistas

Audiología

La hipoacusia es la pérdida parcial de la capacidad de oír. Esta pérdida puede ser desde leve hasta profunda y puede provocar que la persona no pueda oír parte de la señal del habla, lo que hace que esta deje de ser inteligible y dificulta la comunicación.

Aunque una pérdida auditiva se puede dar en un solo oído (pérdida unilateral), lo más habitual es tener los dos oídos afectados en mayor o menor grado (pérdida bilateral). Lo más recomendable es llevar un audífono cuando la pérdida es unilateral y dos audífonos cuando la pérdida es bilateral. De esta manera, se podrá disfrutar de una audición lo más normal posible.

Oír con ambos oídos es lo que denominamos audición binaural. La audición binaural hace que sea más fácil oír los sonidos del entorno, distinguirlos en lugares ruidosos y entender mejor el habla. Y lo más importante: los dos oídos nos ayudan a determinar la ubicación de los sonidos. Esto significa que podemos localizar con exactitud un sonido aunque se produzca a mucha distancia.

La audición binaural nos proporciona una calidad de sonido mejor en lo que se refiere a nitidez, matices, localización en el espacio y calidad general.

Es frecuente que muchas personas opten por adaptarse un solo audífono porque creen que llevar dos audífonos implica que el problema es mayor, por lo que sienten que la percepción de estigma se duplica. De ahí que sea importante insistir en las ventajas de llevar dos audífonos para oír por los dos oídos y lograr una audición binaural.

Las pérdidas auditivas pueden ser de nacimiento o pueden desarrollarse de manera gradual o bruscamente. Según el lugar del oído que haya sido afectado, las pérdidas pueden ser neurosensoriales (si lo que está afectado es la cóclea o el nervio auditivo) o conductivas (cuando hay un factor que bloquea el paso del sonido en el canal auditivo o en el oído medio). Otro tipo de pérdidas auditivas son el tinnitus, la enfermedad de Ménière (la sensación intermitente de vértigo, pérdida auditiva y tinnitus), la ototoxicidad (el efecto producido por un medicamento) o el trastorno del proceso auditivo (la reducción en la habilidad de procesar señales sonoras en ciertas partes del sistema auditivo central).

Causas más comunes de la

pérdida auditiva

Pérdidas Neurosensoriales

Una causa muy común de las pérdidas auditivas neurosensoriales es que las células ciliadas han sufrido daños. En general, las células ciliadas externas suelen ser las primeras en deteriorarse, lo cual resulta en una reducción en la sensibilidad a los sonidos débiles y una menor habilidad para distinguir entre varios sonidos del habla.

Normalmente, no es posible corregir una pérdida auditiva neurosensorial con un tratamiento médico o una intervención quirúrgica. La alternativa más común es el uso de audífonos. Las pérdidas auditivas neurosensoriales pueden tener lugar en cualquier estadio de la vida y pueden deberse a la edad o al ruido, pueden ser hereditarias, congénitas o retrococleares.

Tus oidos...

Pérdidas debidas a la edad

Pérdidas auditivas hereditarias

Las pérdidas auditivas hereditarias pueden estar presentes al nacer el bebé o se pueden desarrollar más tarde. Normalmente, las pérdidas auditivas hereditarias son progresivas, por lo que se requiere que los audífonos proporcionen una amplificación cada vez mayor a medida que pasa el tiempo. En los últimos años se han hecho progresos importantes en la identificación de los genes que causan las pérdidas auditivas hereditarias. Casi todas las tipologías de pérdida auditiva tienen un componente hereditario. Por ello, una persona puede tener predisposición a desarrollar un tipo de pérdida auditiva concreta.

Las pérdidas auditivas congénitas o causadas durante el parto

En algunos casos, la persona sufre una pérdida auditiva desde su nacimiento. Este tipo de pérdida auditiva se denomina congénita y puede ser conductiva y/o neurosensorial. Se puede deber a circunstancias especiales durante el embarazo o el parto. Entre dos y seis niños de cada mil (aproximadamente) nacen con una pérdida auditiva que requiere tratamiento. Las infecciones durante el embarazo, las complicaciones durante el parto o las infecciones perinatales tras dar a luz pueden ser una causa de las pérdidas auditivas en bebés.

Pérdidas conductivas

Las pérdidas auditivas conductivas tienen lugar cuando hay un factor que bloquea el paso del sonido en el canal auditivo o en el oído medio. Cuando es así, se reduce el nivel del sonido en su paso hacia la cóclea, en el oído interno. Es posible tratar algunos tipos de pérdidas auditivas conductivas quirúrgicamente o con medicación. También es posible compensar otros tipos de pérdida auditiva conductiva con el uso de audífonos debido a que el órgano de Corti situado en la cóclea funciona normalmente, por lo que sólo es cuestión de salvar la barrera de transmisión del sonido en su paso hacia la cóclea, en el oído interno.

La Hipoacusia Retrococlear

Una categoría especial de pérdida auditiva neurosensorial se denomina retrococlear porque se debe a daños en las vías nerviosas entre la cóclea y la parte del cerebro que se encarga de la audición.

En casos poco frecuentes, los daños pueden deberse a un tumor en el nervio auditivo, lo cual se denomina neurinoma acústico. Este tipo de tumor es benigno y se caracteriza por su crecimiento muy lento. Los primeros síntomas debidos a la presión del tumor en el nervio auditivo podrían ser una pérdida auditiva leve, una reducción en la habilidad de discriminación del habla y la aparición de tinnitus.

El tumor es peligroso para la salud cuando crece de un modo excesivo y acaba presionando al cerebro. La extirpación quirúrgica del tumor puede conllevar el riesgo de que el paciente pierda la habilidad de oír en el lado afectado y de parálisis facial.

Las glándulas del canal auditivo producen cerumen continuamente. A veces, el cerumen se acumula en el canal auditivo y, en algunos casos, puede bloquearlo totalmente. Esto sucede a menudo con el uso de audífonos, ya que el molde o la carcasa tienden a comprimir el cerumen en el canal auditivo, lo que puede provocar que se formen tapones. Los tapones de cera pueden reducir substancialmente la audición y ser muy molestos para la persona que los tiene.

Normalmente, se pueden disolver los tapones de cerumen con un ablandador del cerumen. Si no es posible eliminar el tapón de este modo, la persona afectada deberá acudir a un profesional, un otorrino o un médico general, para que éste se lo quite. Si una persona sin la formación adecuada intenta quitar el tapón con un bastoncillo de algodón, esto puede provocar que se irrite el canal auditivo, que el tapón acabe siendo más compacto o que se dañe el tímpano.

La inflamación del oído medio (otitis media) es un problema muy común, especialmente en niños. La otitis media puede ser aguda o crónica. Normalmente, la otitis media aguda se debe a una infección en la faringe, desde la cual se propagan las bacterias al oído medio a través de la trompa de eustaquio. La otitis también puede ser crónica, cuando está causada por una perforación permanente en el tímpano o por colesteatoma. La otitis media crónica no suele causar dolor, pero viene acompañada de un olor desagradable proveniente del oído. La otitis media crónica es tratada por un médico otorrino.

La otitis media serosa, por su parte, es una acumulación de secreción en el oído medio, por lo que se la suele denominar otitis media secretora. Ésta se puede desarrollar como causa de una otitis media aguda que no ha sido curada por completo, o de una disfunción de la trompa de eustaquio.

Como consecuencia de una otitis media crónica o de otro tipo, se puede desarrollar un colesteatoma. Un colesteatoma es una masa de células epiteliales que tiene un comportamiento tumoral benigno pero en una fase avanzada puede entrañar riesgos graves para la salud de la persona. Por ello, el diagnóstico médico y su tratamiento quirúrgico es imprescindible.

La otosclerosis es una enfermedad del oído medio. La otosclerosis es una afección causada por el crecimiento óseo que tiene lugar alrededor del estribo (osificación), que resulta en que los huesecillos se quedan fijados gradualmente, dificultando la transmisión de las ondas sonoras desde el tímpano hasta el oído interno. Si el crecimiento óseo se extiende hasta la cóclea, la pérdida auditiva puede tener un elemento neurosensorial.

Con frecuencia, se puede mejorar la audición de una persona con otosclerosis mediante una intervención quirúrgica.